jueves, 28 de mayo de 2015

¬ (Calentar leche)

Cuando calientas leche, llega un momento en que todas las burbujitas que no han podido reventar por la nata que las aprisiona deciden explotar a un tiempo y todo se desmadra. Hay que vigilar de cerca la leche de la olla que, en cuanto dejas de mirarla, cobra vida la cabrona y te ensucia la cocina.

Justo así no es este pedo. Justo hay que no mirarlo demasiado. Hay que dejar que el tiempo y el aire hagan lo suyo, sin picarlo antes del óptimo. Así que evito mirarte mucho tiempo a los ojos; especialmente si no hay luz. Podría inventariar los abrazos eternos, los roces, las sonrisas, los centímetros que separan nuestras manos, las cabezas en los hombros... Las dosis de joterías y cariños que se me escapan.

¬ (Confundir la gimnasia con la magnesia). Lo cual requiere tiempo y paciencia. Quiero creer que la edad me ha preparado para esto. Dejar que pasen los días y, mientras, seguir aquí en la incertidumbre. Contener tantito la respiración mientras se aclara de qué lado de la red va a caer la bola. Not that it bothers me at all.

El único problemitita es el resto del mundo. Que no aparezcan otros en escena; que se quede afuera todo mientras acaba de asentarse el agua.


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