Periférico. Los carros que pasan volando junto a mí. Si nos paráramos justo aquí, a mitad del remolino a bailar alguna cosa. Cualquier cosa que me deje tener la cabeza en tu pecho. Si nos quedáramos así otro ratito. Y yo me pongo a parlotear para que no se me escape la boca tras la tuya. Y es que nos hemos inventado estos paréntesis del mundo en los que siempre, siempre falta tiempo. En los que sobra realidad. Y es que de repente no parece tan difícil mandarlo todo al cuerno y reinventarnos un mundo en el que sólo estemos tú y yo. Y quizás alguna playa. Alguna cama. Donde el suelo bajo nuestros pies se mueva, donde no sepamos ni qué somos ni qué carajo estamos haciendo. Donde no haya un solo pedo con eso.
Déjame tenerte aquí en mis brazos, corazón, que aunque te descompongas sabré volver a modelarte. Que mañana serás tú el que se haga el fuerte; mañana, mientras yo me desdefino en cristalitos de sal entre tus labios.
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