domingo, 6 de abril de 2014

La misma mula. El mismo trigo.

Qué pinche cansada esta conversación recurrente. Y es que ni siquiera es que me pidan explicaciones; ojalá me dieran chance de explicar qué hago y por qué. Qué de hueva que crean que saben mejor que tú lo que tienes que hacer. Las conversaciones que inician con un "deberías estar haciendo bla bla bla" son una pendejada. Y yo que casi no tengo pedos con esas cosas; yo que casi no me cierro.

Sigh. Estoy tan hasta la madre. Vuelvo al punto, no es que me moleste dar expliaciones; me jode que ni siquiera me las pidan!

Y no es un asunto de edad. Yo no entiendo qué le hace pensar a alguien que tiene todas las respuestas. ¿De dónde saca la gente autoridad para decirte qué debes hacer? Qué pinches huevotes suponer que uno sabe cosas. Y sí, no es un asunto de edad.

Pero, bueno. Sigue siendo súper ineficiente el modo que tengo de comunicarme. Se me olvida que el supuesto es que soy una tonta que no se cuida; una pendeja y dejada. Se me olvida tbn que muy fácil las diferencias de opinión se vuelven ataques contra las personas. Y es que qué importante es no tomarse las cosas personales. Igual y cuando aquél regrese pueda explicarme qué onda; hay ahí un paso que no me queda claro en la cadena de razonamiento e implicaciones. Sí, no es mi culpa que se tomen todo personal y creo que aunque logre encontrar LA estrategia comunicadora, el otro lado encontrará modos de ofenderse con todo lo que hago. Sigh. Es batalla perdida, pero no por eso debo dejar de intentar dar en el clavo.

Pues ya. Sería todo más fácil si no pidiera opinión. Si llegara con todos los pelos de la burra. Pero sabemos que las salidas fáciles no son lo mío.



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