Hoy hace tres años que Patapón está con nosotros :) . Diego estaba en la prepa en un taller de anatomía y el profesor a cargo decidió que sería interesante comprar conejos vivos, anestesiarlos, abrirlos, verlos, cerrarlos y cuidarlos para que sobrevivieran... WTFF con la gente! Pero, bueno, Diego hizo lo suyo muy bien: aprendió concienzudamente a suturar y, según cuenta él, a la hora de la cirugía andaba de intenso gritándole a todos para que hicieran bien lo que les tocaba. Jamás habíamos tenido mascotas, pero Diego le hizo ojitos a mi mamá y logró el milagro.
Hace tres años yo acababa de quedarme sin novio, quien, a pesar de eso, estuvo presente cuando llegó Diego de la escuela con Patapon todavía anestesiado en una cajita. Diego y padre salieron corriendo por medicinas para darle. Despertó poco a poco, todo atontado y adolorido. Le dimos medicinas y después de un rato pudo caminar sin tambalearse. Traía una venda enorme en su pancita.
Yo ya había hecho mi parte: tenía hojas y hojas impresas con información de cuidado conejil y ya había ido a comprarle una jaula (que luego resultó insuficiente y hubo que comprar otra). Creo que la primera noche durmió en mi cuarto. Yo, por supuesto, no dormí nada de nada. Al mínimo ruido me bajaba de mi litera, lámpara en mano, para ver que estuviera bien. Teníamos instrucciones de no darle de comer, pero me valió y le di comida. Diego estaba muerto por la cirugía y se jeteó sin problemas. Me las doy de muy valiente, pero quién sabe si hubiera podido hacer lo que Diego y tener la sangre fría para abrir y luego suturar a un algo vivo en vez de secuestrarlo y salir corriendo, je.
Al otro día lo llevamos al primer veterinario que encontramos. La doctora no era experta en conejos pero le checó y limpió su herida, dijo que las suturas estaban bien hechas (pues obvio! si las hizo Diego! :P), nos dio instrucciones para limpiar su herida horrible y recalculó las dosis de medicamentos, tras consultar un librote enooorme de medicinas y animalitos. Durante días y días le dimos medicinas y lo limpiamos... Y para dos sujetos con cero experiencia animalística, resultaba bastante complicado. Dice mi mamá que es igual que cuando tienes un hijo: no quieres ni tocarlo porque te da cosa lastimarlo, je. Eventualmente encontramos a una veterinaria de conejos, que es LO máximo. La doctora no lo sabe, pero un día de éstos me voy a casar con ella ;). Benditos veterinarios de conejos.
Ay, Patapón. Nos ha pasado de todo con él. Iba a hacer este post sobre el malviaje que tuve hace rato sobre lo mucho que ha pasado en tres pinchurrientos años... O sobre lo importante que, en mi opinión, es que los niños tengan mascotas para que sean sensibles y blo blo blo.
Pero no. Se queda este post simplemente sobre Patapón... Pata, para los amigos. Pfff, soy una cursi de lo peor, pero no pude guardarme el infinito agradecimiento a la vida por los patapones del mundo y vine a escribirlo por acá. Mi mamá dice que nel, pero yo sí creo que todos acá somos mejores personas gracias a que tenemos a Patapón... Habría que preguntarle a él, jeje.
: B <- Dientes de conejo
Patapón es un verdadero afortunado por haber llegado a esa casa, con esos dueños!!! Muchas gracias por darle un hogar y tanto amor!!!
ResponderEliminarMe encantó tu post!!!! amo leer historias conejiles!!!! Patapón es un valiente, y ustedes de lo mejor del mundo!!!
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