Y de pronto el Todo es este café un poquito amargo.
La oficina en absoluta perfección: las nubes y el vacío.
Si al menos diluviara.
La precisa conjunción de cosas simples: el amigo, la ensalada.
El pastelito. El hacer café.
Gracias, dios, por el lujo que es llevarme esta taza a los labios
como si afuera el mundo no se desmoronara.
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