Estoy acostumbrada a guardar mis cosas reales en otro lado lejos de aquí. Pero ahora que me pierdo viendo el monitor en vez de trabajar ya no sé qué pedo.
A estas alturas de la vida las mariposas son distintas. Resulta que las sonrisas "sin motivo" siguen siendo válidas. Probablemente las manos sudorosas también. No el echarme el café encima. Sí la falta de palabras apropiadas en vivo. Sí el autocontarme la vida en versos. Sí el que se me cierren los ojitos y se quieran largar a otros mundos. Distinto el sentirme cómoda; como si nada. Como si todo. Distinto lo aleatorio de todo esto. Lo inesperado. Distinto el no ser yo la que se le lanza a otro al cuello. Distinto el querer, deliberadamente, andar cada paso en la demostración sin obviar ninguno.
Hoy sí me creo que ya no soy adolescente. Hoy sí me creo la paciencia y la no-prisa que aquél me contó que llegarían. Me tomo este té con sorbos lentos. Me pierdo en la ventana. Me sonrío pensando en cómo me aguanto las ganas de saltarle al cuello y dejar que nos arrastre la ola.
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