Fuimos a ver Shame al cine. Manejando de regreso me quedé pensando si soy la llanta o soy el agua que se alborota cuando algo cae al bache. Unas veces me parece tener toda la energía para irme de aquí rodando y verlo todo. Pero a ratos me descubro esperando; me tiro en el asfalto y procuro abrir grandes los ojos, para no perderme el siguiente algo que pase.
Pff, hoy se me antoja dormirme viendo las luces de las casas sobre los cerros. Es la mejor parte de manejar Insurgentes hacia el sur, sur.
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