MORENA, LA BESADORA
Cabellera rubia, suelta,
corriendo como un estero,
cabellera.
Uñas duras y doradas,
flores curvas y sensuales,
uñas duras y dorada.
Comba del vientre, escondida,
y abierta como un fruta
o una herida.
Dulce rodilla desnuda
apretada en mis rodillas,
dulce rodilla desnuda.
Enredadera de pelo
entre la oferta redonda
de los senos.
Huella que dura en el lecho,
huella dormida en el alma,
palabras locas.
Perdidas palabras locas:
rematarán mis canciones,
se morirán nuestras bocas.
Morena, la Besadora,
rosal de todas las rosas
en una hora.
Besadora dulce y rubia,
me iré,
te irás, Besadora.
Pero aún tengo la aurora
enredada en cada sien.
Bésame, por eso, ahora,
bésame, Besadora,
ahora y en la hora
de nuestra muerte.
Amén.
Un día de hartazgo masivo en la biblio de la escuela me topé con este poema en un libro rojo de Neruda. Me regresó a mis años de prepa, cuando sí me atrevía a hacer poesía y, sobretodo, a vivirla. No he dejado de leer, ni de escribir, pero releyendo cartas viejas me doy cuenta que he cambiado. Aún estoy decidiendo si me gusta la idea o no. Pero, bueno, mientras tanto, me iré a divagar y extrañar en privado. Si se me ocurre algún algo, lo vendré a contar por acá.
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