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Anoche soñé con una amiga. Estaba en problemas. Seguro tiene que ver con que estuve platicando de ella con otro amigo. Es buena persona, pero de repente tiene actitudes que sacan de pedo. Dice mi amigo que en la religión encontró un modo de lidiar con todo lo que la violentó su mamá; que en sus comentarios raros y actitudes prejuiciosas ve el trabajo de su jefa. Luego nos morimos de risa diciendo que a falta de sexo, pues te conformas con la religión, jaja. Un modo menos herético de ponerlo es que a cada quien lo que le funcione.

Hablamos sobre visiones apocalípticas. Sobre cómo mi mamá es cada vez más susceptible. Sobre cómo siempre recuerdo a uno de mis profes que dice que entre más viejos, más susceptibles. Decía mi amigo que la edad te da perspectiva y valemadrismo, hasta cierto punto en que empiezas a ver cerca el final y entonces todo cambia. Decía él también que nuestra generación vivirá de forma distinta la vejez. El cáncer nos come bien jóvenes; cuando lleguemos a los 60, si llegamos, nuestros pedos serán distintos. Serán de escasez de recursos... Dice él que incluso antes, que en cosa de 10 años nuestro modo de vida dejará de ser sostenible y que probablemente él se verá decidiendo qué hacer; si seguir en la sociedad, con todas sus popós o si irse a algún lado solo y lejos de todo. Sigh. Me sorprendió su visión.

Por ahora se me va acabando el semestre y me pongo a pensar en lo que he aprendido y meditado estos meses. Sobre la perspectiva, que no tengo. Sobre lo inútil de hacer dramas. Sobre los lugares en los que me aprieta el zapato. Sobre la infidelidad y las traiciones. Sobre lo importante que es la música en mi vida. Sobre los modos infinitos que tenemos de darnos atole con el dedo.

A ver qué sigue. A ver qué madres me invento para lo que sigue. Por ahora tengo más de una opción. Pero todo con calma. Mientras no me pierda de vista a cada paso estaré bien. Sea en Denver o en Nueva Zelanda o en McGill o aquí mismo. Sigh. Me angustia y emociona pensar en mi siguiente paso, je.