lunes, 18 de febrero de 2013

De chica quería ser puta - Elena Sevilla

Fragmentito de un gran, graaan libro:


8

Hace mucho que no lo he visto, que no lo he tenido. Extraño su presencia, dormir con él, sentir su cuerpo junto al mío, tener la certeza de que tengo a alguien a mi lado, de que no estoy sola. 
Las lágrimas fluyen de mis ojos mientras un latir permanente me atosiga, me revolotea el espíritu. ¿Habrá un lugar donde encontrar consuelo? Ya sé que debo buscar en mi interior, pero mi adentro echa lava, no encuentro sosiego.
Me siento como una pequeña barcaza movida por las olas, por sucesos externos, por acontecimientos que no puedo modificar, en los que sólo me está permitido luchar contracorriente para sobrevivir. ¿Existe el destino?
Aunque hay días soleados, ansío pisar tierra y mirar el mar de lejos o tal vez caminarlo por sus orillas, dejar de sentir ese horrible vaivén que me tiene atolondrada.
Cómo quisiera tener la capacidad de dejarme llevar, dejarme ser, dejarme vivir, dejarme pasar. Aprender a mirar sin juzgar, sin juzgarme. A soltar las cuerdas del miedo y de la angustia, aprender que cualquier tormenta es pasajera, que los minutos y las horas sólo existen en mi espacio, que no significan nada al exterior. ¿Por qué no vuelves, por qué no me escribes, por qué no me hablas?
Una sola palabra modifica la gravedad y dirección de mis sentidos, ¿cómo puedo ser tan vulnerable? ¿Será porque mi yo está en ti?
 Pensar en ti, caminarte, tocarte, tenerte, es como tocar el agua tan necesaria y tan incontenible. Eres un sueño que cada noche quiero que se convierta en realidad...

Ahora ya no me remite a ausencias con la misma fuerza, pero voy a regalar mi libro y ésa es la página que doblé.

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