Ahora resulta que aprendo cosas que tú me platicabas hace mucho. Siento que doy pasitos que me acercan a ti.
A ti, en quien tengo proyectado mi superyo.
¿Que por qué en ti?
Pos nomás. Nomás porque es más cómodo ponerle una cara a las cosas.
Todos necesitamos un vectorsín para proyectarnos. Quizá con el tiempo sea neto una proyección ortogonal.
Por ahora, me voy a dormir y me cuento el mismo cuento de siempre: nuestro cuento.
Perdón, ya sé que es muy choteado. Pero es el más bonito que me sé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario