Esta obsesión que tengo con los nombres de las cosas. La misma que me tiene desde hace dos semanas sin poder empezar el ñoñiblog que desde hace tanto quiero armar.
Los nombres de las cosas.
¿Qué sería tu nombre sin ti?
Igual que la palabra rosa sin la rosa:
un ruido incomprensible, torpe, hueco. *
Las palabras. Estos cubitos de Lego con los que me voy armando el mundo.
Un día de éstos** voy a ser una chingona como tú. Un día quizá desparezcan estos como baches en los que me caigo cíclicamente. Supongo que es mi ahogarme en vasos con agua. En baches con agua, jeje.
Inspiración. Ganas de comerme al mundo. Este gravicentro que de repente se fuga quién sabe tras de quién. Y estas ansias que me dan a veces de largarme corriendo yo tbn.
Para todo épsilon mayor que cero existe un delta que depende de épsilon y que es mayor que cero tal que, para todas las equises que distan de equis cero menos que delta se tiene que efe de equis dista de efe de equis cero en menos que épsilon.
Límites y continuidad, señores.
Puta, con lo que me gusta el pinche cálculo...
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* De Ángel González
**Nunca he sabido si en esos casos se pone acento o no...
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