miércoles, 29 de abril de 2015

Aves exóticas

Y me desvisto frente a la ventana abierta. Por ociosa; por el gusto de saber que, si quisiera, podría ir a echarme a tu lado pero elijo (elijo) congelarme de a poquito. El murmullo casi blanco del DF en este clima.

Me pregunto, como siempre, a qué suenan otros mundos. Y ya sé que no te gusta oír mis planes a mil años, que en teoría doy pasos y pasitos de tu mano. Y sonrío calladita si se escapa el horizonte de tus ojos. Y me guardo los momentos en que saltan tus sueños de la cama y me cantan, entre risas, lo que no te atreves a contar. Y yo no digo nada porque entiendo, un poco demasiado bien, el no querer moverse y espantar el pájaro tan raro que tenemos entre manos.



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