Tantas cosas que no sabes. Tanto hablarte en mi cabeza. Si tuviera un tantito más de huevos y si no me preocupara tanto que me vieras como niña stalker te diría tantas maravillas. Sabrías todo lo que aprendo de tus formas, de tus cuentos, de tus corajes y tus canas y tus indicios de arrugas. Y te miro y digo "chale" cuando el mundo no funciona como queremos. Y me largo a una entrevista de trabajo que sabemos que no importa. Y me la creo un poquito más y sé que es culpa tuya. Y es que con la edad he perdido seguridad; la seguridad que daba el caminar los pasillos de la prepa sabiendo que entendía cómo funcionaba; seguridad de saber quién era y a dónde carajos iba. Ahora necesito nuevas bases para volver a creérmela, supongo. Es una mierdita esto de que pasa el tiempo y dejo de atreverme a hablar sobre cualquier tema porque no me siento experta.
Y vuelvo a mirarte. Y confío en que la edad me dará ese balance que tienes de caminar con la cabeza erguida y las patitas bien plantadas. El óptimo; realista y sin exageraciones. Con el ocasional derrumbe de mundo, as always.
Dios, te había extrañado tanto. Camino y platicamos y siento que está todo en orden. Te ríes del otro lado de la mesa (o me gritoneas del otro lado de la mesa) y me siento en paz (o bien pinche triste, still working on that). Sí, sí, es una mierda que tanto de mi bienestar dependa de mi gente, pero así está el pedo. Sigh. Este estado estable de las cosas; que no es lo mismo que estancarse, es simplemente estar. Mundear, como el mundo.
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